Estado actual
y nuevas perspectivas en el trasplante de tejido ovárico
Justo
Callejo Olmos (1), Laura Almeida Toledano (2) y M.
Dolores Gómez Roig (3)
(1) Jefe
Clínico y Profesor Titular de Obstetricia y Ginecología. Servicio de
Ginecología y Obstetricia. Hospital
Sant Joan de Déu. Universitat de Barcelona.
(2) Médico
Adjunto Servicio de Ginecología y Obstetricia. Hospital Sant Joan de Déu.
(3) Jefe de Servicio y Profesor Asociado
de Obstetricia y Ginecología. Servicio de Ginecología y Obstetricia. Hospital Sant Joan de Déu. Universitat de
Barcelona.
Justo Callejo Olmos
Pº Sant Joan de
Déu nº 2.
08950 ESPLUGUES (Barcelona).
Telf.: 637 738 818
Estado actual y nuevas
perspectivas en el trasplante de tejido ovárico
Resumen
Solo una pequeña parte de pacientes en riesgo de
fallo ovárico son remitidos a las unidades de Preservación de Fertilidad para
valorar sus opciones. Hoy en día es cada vez más elevado el número de
supervivientes de cáncer debido a las mejoras de detección y tratamientos
oncológicos y además, existe cada vez más un importante número de mujeres que
posponen su maternidad debido a temas sociales o económicos.
Aunque
la vitrificación de ovocitos es una técnica estándar, los robustos resultados
que se están obteniendo mediante la criopreservación de tejido ovárico, hacen
que esta técnica experimental se consolide como una buena opción (de forma
aislada o combinada con la vitrificación de ovocitos)
para la Preservación de la Fertilidad.
Últimamente se están perfilando nuevos procedimientos
experimentales que pueden convertirse en opciones factibles para la
preservación de la fertilidad. Aun así, son necesarios más estudios para que en
un futuro podamos ofrecer a las pacientes estas técnicas.
El presente capítulo realiza una revisión del estado actual del
Trasplante de Tejido Ovárico.
Introducción
Fue en 1953 cuando el Dr. Jerome K. Sherman, uno de los
pioneros americanos en la congelación de esperma, introduce las bases para esta
técnica y demuestra, por primera vez, que el esperma humano congelado, al
descongelarse, es capaz de fertilizar un óvulo e inducir su desarrollo normal.
Una década más tarde, en 1963, durante el 11° Congreso Internacional de
Genética, ya es evidente el gran interés acerca de las posibilidad de los
bancos de esperma, pero no fue hasta el inicio de los de los años 70, cuando se
inauguró el primero de esos bancos de esperma. Durante estas casi dos décadas,
los inconvenientes habían sido de tipo ético, religioso, moral o legal…, pero
en absoluto de tipo técnico. En este contexto, Cappy Rothman y Charles Sims, en
su práctica médica, valoran y ponen de manifiesto, el trauma psicológico de la
esterilización masculina cuando esta se realizaba por indicaciones médicas y,
en 1977, a través del California Cryobank proponen una forma de mitigar este
impacto negativo, ofreciendo a estos hombres una opción para mantener su
capacidad de procrear. El plan era simple: antes de que se realizara el proceso
de esterilización, los hombres depositarían muestras de su esperma en el Banco
de Esperma para congelarlo y almacenarlo. En el futuro, si decidían que querían
ser padres, podrían recuperar su semen congelado y procrear un hijo o hijos por
medio de la inseminación artificial: estamos ya hablando de Preservación de la
Fertilidad (1).
La
restauración de la fertilidad mediante la criopreservación de tejido ovárico fue
descrita por primera vez en ovejas ooforectomizadas por RG Gosden en 1994, aunque
algunas décadas antes se había descrito en pequeños mamíferos por otros autores.
Pero no fue hasta el año 2004 que se produjo el primer nacimiento en humanos
después del reimplante de tejido ovárico criopreservado en una mujer afecta de
linfoma de Hodgkin (2). Desde entonces se han producido más de 60 nacimientos
de bebés sanos tras un trasplante de tejido ovárico criopreservado (3).
La
principal ventaja de esta técnica es el gran número de ovocitos que pueden
criopreservarse en un solo procedimiento, no requiere retrasar el inicio del
tratamiento oncológico, se puede aplicar cuando el oncólogo contraindica una
estimulación ovárica, no requiere que la paciente tenga pareja y es el único
método aplicable tanto a población prepúber como adulta.
Estado actual
El
escenario nos viene dado por una fertilidad que inicia su declive alrededor de
los 35 años, constatado por estudios epidemiológicos y demográficos. Esto es
debido al envejecimiento ovárico que condiciona una disminución del pool de folículos primordiales, además
de un empeoramiento de la calidad ovocitaria con las consiguientes aneuploidías
cromosómicas (4).
Gracias
a las técnicas de reproducción asistida, aquellas parejas con problemas
fertilidad, tienen la oportunidad de conseguir una gestación. Sin embargo, las
técnicas de reproducción asistida no pueden compensar totalmente aquellos
problemas de fertilidad derivados de la edad y el consiguiente envejecimiento
ovárico. A pesar de esto, más del 50% de ciclos de fecundación in vitro e
inyección espermática intracitoplasmática que se llevan a cabo en Europa se
realizan en mujeres de 35 años o más (5). Por lo tanto, existe un elevado
número de mujeres que corren el riesgo de tener problemas de fertilidad
relacionados con la edad y muchas de ellas nunca conseguirán una gestación con
sus propios ovocitos.
Según
datos publicados por la European Society
of Human Reproduction and Embriology (ESHRE) (6) en 2009, casi se duplicó
el número de mujeres tratadas con ciclos de ovodonación respecto al año 2005
(de 11475 en 2005 a 21604 pacientes en 2009). La edad media de las receptoras
de ovocitos fue de 40 años o más en el 56,2% de pacientes europeas. La
preservación de la fertilidad es una buena opción para atenuar este incremento
de las técnicas de ovodonación, si previamente hemos tenido buen cuidado en
adecuar estas al perfil de la paciente candidata (Tabla 1). En estos momentos, los principales apoyos son la
criopreservación de ovocitos, embriones y tejido ovárico. Esta última limitada
a pacientes tributarias de tratamientos especialmente ovotóxicos. Estamos
hablando esencialmente de la paciente oncológica con deseo de descendencia.
La
American Society of Clinical Oncology
recomienda que todas aquellas pacientes afectas de cáncer susceptibles de tener
que realizar tratamiento con radioterapia o quimioterapia deben de ser
informadas y aconsejadas dependiendo de su edad, enfermedad, pronóstico e
intervalo de tiempo sobres las posibles alterativas para preservar su
fertilidad (tabla 1). La urgencia para iniciar un tratamiento oncológico no
debe ser una excusa para retrasar esta decisión (7). Actualmente, la
criopreservación de embriones y de ovocitos se consideran prácticas estándar y
son ampliamente utilizadas; otros métodos de preservación de la fertilidad son
aún considerados experimentales y deben realizarse por aquellos profesionales
con la experiencia necesaria (8).
Tabla 1: Técnicas de preservación de la fertilidad
Quimioprofilaxis
|
Procedimientos quirúrgicos
|
Criopreservación
|
GnRHa*
|
Ooforopexia
|
Criopreservación embrionaria
|
|
Traquelectomía
|
Criopreservación ovacitos
|
|
|
Criopreservación tejido ovárico
|
|
|
IVM
|
*Actualmente, no existe evidencia para recomendarlo como método para la preservación de la fertilidad
En
pacientes prepuberales o aquellas pacientes que requieren un inicio inmediato
de la terapia quimioterápica, la única vía para llevar a cabo la preservación
de la fertilidad es la criopreservación de tejido ovárico. El principal
objetivo de esta estrategia es obtener tejido ovárico para su criopreservación
y posteriormente descongelamiento e injerto en aquellas pacientes con deseo
genésico que han superado su enfermedad
Técnica
El tejido ovárico se obtiene mediante laparoscopia (9).
Hay diferentes propuestas para la obtención de la corteza ovárica que van desde
la biopsia múltiple, la decortización hasta la ovariectomía unilateral. La Tabla 2 (3) recoge las diferentes
variables tanto en la técnica de obtención como en la del reimplante de tejido
ovárico y, naturalmente, cada autor da su punto de vista sobre las bondades de
su propuesta. Por otro lado, deberemos tener en cuenta que, otra vía para
mejorar las tasas de gestación, es combinar la criopreservación de tejido
ovárico con la criopreservación de embriones u ovocitos.
El
método estándar para la criopreservación de tejido ovárico es mediante
congelación lenta utilizando propanediol o albúmina y dimetil sulfóxido (DMSO)
como crioprotectores, habitualmente en combinación con sucrosa (10). El tejido
es criopreservado en forma de finas tiras de cortical (aproximadamente 1-2 mm3
de grosor) para permitir la penetración de los agentes crioprotectores. Algunos investigadores están trabajando en protocolos
de vitrificación con resultados prometedores mostrando un mayor porcentaje de
folículos intactos, mayor densidad folicular y menor porcentaje de folículos
con fragmentación de ADN que mediante los protocolos de congelación lenta y más
comparables a los resultados en fresco (11). Pero son necesarios seguimientos a
largo plazo sobre la recuperación de la función endocrina después del procedimiento
de vitrificación para evaluar si realmente estos nuevos protocolos pueden ser
una alternativa real a los protocolos de congelación lenta.
Tabla 2: Recién nacidos procedentes de trasplante de tejido ovárico criopreservado
Grupo
|
Método de criopreservación
|
Número de pacientes trasplantadas
|
Recién nacidos y
(..) Gestaciones en curso
|
Donnez, Dolmans y cols
|
CL
|
19
|
8 (+1)
|
Meirow y cols
|
CL
|
NA
|
6
|
Demeestere y cols
|
CL
|
NA
|
3
|
Andersen y cols
|
CL
|
25
|
8
|
Silber y cols
|
CL
|
6
|
4
|
Piver,Roux y cols
|
CL
|
NA
|
3 (+1)
|
Pellicer y cols
|
CL
|
33
|
6* (+3)
|
Revel y cols
|
CL
|
NA
|
2
|
Dittrich y cols
|
CL
|
20
|
6
|
Revelli y cols
|
CL
|
NA
|
1
|
Callejo y cols
|
CL
|
NA
|
1 (+1)
|
Sern, Gook, Rozen y cols
|
CL
|
14
|
3*
|
Kawamura, Suzuki y cols
|
V
|
NA
|
2
|
Burneister, Kovacs y cols
|
CL
|
2
|
1
|
Rodriguez-Wallberg, Howatta y cols
|
CL
|
NA
|
1
|
Tanbo y cols
|
CL
|
2
|
2
|
Agarwal y cols
|
CL
|
NA
|
1
|
Makolkin, Kalugina y cols
|
CL
|
NA
|
2
|
TOTAL
|
|
|
60
|
*Gemelos
CL=congelación lenta, V=vitrificación
El reimplante será, según su
localización (Figura 1):
- · Heterotópico.
Sin coincidencia local (injertos
colocados en la pared abdominal, cara interna del brazo, etc).
- Isotópico.
Coincidencia local e hística (hace
referencia a la corteza ovárica congelada y reimplantada en el mismo lugar).
- ·
Ortotópico.
Únicamente coincidencia local (incluiríamos
aquí a los implantes colocados en un “bolsillo peritoneal” creado en el lugar
donde estaba primitivamente el ovario).
La
posibilidad de que se realice de forma ortotópica o isotópica permite la opción
de posibles gestaciones espontáneas. Actualmente, se conoce la existencia
de 60 recién nacidos de gestaciones
conseguidas en pacientes que recibieron un trasplante ortotópico de su tejido
ovárico criopreservado (Tabla 2) (3).
Aunque existen publicaciones de gestaciones
espontaneas, cada vez hay mayor consenso en tener una conducta activa y
recurrir a las técnicas de reproducción asistida para mejorar las oportunidades
de gestación. Considerar que, una vez recuperada la función ovárica, estas
pacientes presentan un perfil bioquímico muy próximo a la de las bajas
respondedoras.
Principales
problemas
El
problema de la reinserción de las células malignas
En 1996 Shaw y cols (12),plantean la posibilidad de
reintroducir la enfermedad, en una paciente teóricamente curada, al insertar un
tejido que no ha recibido ningún tipo de terapia citotóxica.
Así pues, se deberá ser muy cuidadoso y considerar
caso a caso todas las situaciones: la revisión de la historia natural del tumor
al que nos enfrentamos. Meirow et al. (13), en una serie de más de cincuenta
casos de pacientes afectas de enfermedad de Hodgking, constata (antes de
iniciar ningún tipo de quimioterapia) la ausencia de células de Reed-Stenberg
en todos los casos. Por otro lado, si a pesar de profundizar en el estudio del
comportamiento del tumor que nos afecta, se mantiene una duda formal, deberemos
considerar otras posibilidades.
Además, en todos los casos, se realiza el examen
histológico de un fragmento del tejido a criopreservar. Pero, aun así, en algún
tipo de proceso maligno, deberemos complementar o ampliar nuestros cuidados.
Existen publicaciones donde se ha identificado enfermedad residual mediante
RT.PCR que no se han evidenciado en el examen histológico. Esto se ha puesto de
manifiesto en oncohematología (2/6 de casos en Leucemia mieloide crónica y 7/12
en Leucemia mieloblástica aguda y en 1/3 Leucemia mieloide crónica)(14,15). A
partir de ahí, se propone ampliar la detección de la enfermedad mínima residual
en ovario, según el tipo de tumor a despistar, mediante la inmunohistoquímica,
citometría de flujo, técnicas de genética molecular (PCR), FISH, estudio de la
ploidia, etc. En lo concerniente a la enfermedad residual en ovario de
pacientes afectas de cáncer de mama, tras un estudio morfológico e
inmunohistoquímico (con un panel de anticuerpos que incluye Cytokeratin CAM
5.2, GCDFP15, WT1 y Mammaglobin 1), sobre 100 biopsias ováricas corticales
obtenidas en 63 de estas pacientes, los autores concluyen que, tras el uso de
esta metodología, los datos sugieren la ausencia de células tumorales en estas
biopsias (16).
Pero, si a pesar de todo, se mantiene una duda
formal, deberemos considerar otras posibilidades hoy en estudio, pero que en un
futuro podrían ser realidades. Estas podrían consistir en el trasplante de
folículos aislados, la maduración folicular in vitro, el xenotrasplante y
quizás alguna más que todavía no haya sido suficientemente considerada. Todo
ello podría ser una opción en un futuro… siempre que dispongamos de tejido.
El
problema de la caída de la reserva ovárica
El
principal problema de este método es la pérdida de masa folicular debido al
proceso de criopreservación y, principalmente por la isquemia producida
mientras el implante se revasculariza (se estima que es responsable de
alrededor del 60% de la pérdida de masa folicular total) (17).
El
problema sobre el tratamiento del tejido ovárico reimplantado proviene de la
manipulación que ha precisado éste para su conservación. Sabemos que la
penetrabilidad de los diferentes agentes crioprotectores no va más allá de 1-2
mm. Es por ello que para el proceso de criopreservación hemos de prescindir de
la idea de un implante con pedículo vascular y recurrir a la fragmentación o
laminación del tejido a conservar. Naturalmente, el tejido así tratado pagará
el tributo de la manipulación y de la isquemia hasta que, tras el reimplante,
la neoangiogénesis vuelva a nutrirlo. Esta situación de isquemia transitoria
tiene su repercusión. Podemos saber que, los índices de supervivencia de la
población de folículos primordiales están, aproximadamente, alrededor del 50 %
en experiencias con ratas (18,19) y se estima que en la mujer, la
pérdida de folículos en el tejido ovárico criopreservado es de 50-65% (20,21).
La
recuperación de la función endocrina, que se inicia a los 3-5 meses, es
limitada e intermitente. Es por ello que el reimplante se debe realizar en el
momento en que la paciente pone de manifiesto el deseo genésico y por el mismo
motivo y a pesar de que, algunas de las gestaciones obtenidas se han dado de
forma espontánea, la propuesta más actual es la de mantener una conducta activa
a partir del momento en que se objetive la recuperación funcional del implante.
Esta posición se fundamenta en que la respuesta funcional del tejido
reimplantado, por los motivos antes expuestos, no es comparable a la del ovario
normoinserto y por disponer de un tiempo limitado. Coincidimos en que, en una
paciente con una fertilidad comprometida, resulte difícil mantener una conducta
expectante.
Actualmente,
la duración del implante va de 6 hasta 88 meses (22,23), con una duración media
de 4-5 años (24,25).
Nuevas
alternativas
Como
hemos dicho anteriormente uno de los principales inconvenientes de esta técnica
radica en la pérdida de más del 50 % de la población folicular, debido a la
situación de isquemia que sufre el injerto hasta que no se ha desarrollado la
neoangiogénesis. Varias líneas de
investigación actuales trabajan especialmente en la mejora de este fenómeno.
El
plasma rico en plaquetas (PRP) es un producto hemoderivado en el que se
consigue concentrar un elevado número de plaquetas, alrededor de 1.000.000
plaquetas/ μL en 5 ml de plasma, y con una concentración de factores de
crecimiento de al menos 3-5 veces más que en plasma. Los factores de
crecimiento liberados se almacenan en los gránulos α, e incluyen el platelet derived growth factor (PDGF), transforming growth factor-beta (TGF-β),
vascular endotelial growth factor
(VEGF), epidermal growth factor
(EGF), fibroblast growth factor (FGF)
e insuline-like growth factor (IGF)
entre otros. Estas citoquinas juegan un papel importante en la proliferación
celular, la quimiotaxis, la diferenciación de las células mesenquimales y otras
células y, muy especialmente, en promover la angiogénesis.
Existen
ya numerosas publicaciones en diferentes disciplinas médicas que publican
experiencias favorables con el PRP en diferentes situaciones clínicas (26,27,28):
ortopedia, medicina del deporte,
cirugía maxilofacial, odontología ,
cirugía plástica y medicina regenerativa, dermatología, neurología,
oftalmología, cirugía torácica, cardíaca y cirugía general. Así, nuestro grupo
se planteó la posibilidad de utilizarlo en el terreno del trasplante autólogo
de ovario con el fin de mejorar los fenómenos de neoangiogénesis para la revascularización
del reimplante. Se trataba de una paciente que fue
sometida a una ooforectomía bilateral debido a teratomas bilaterales a los 20
años, y se le ofreció la posibilidad de criopreservar un 25% del ovario derecho
sano debido al riesgo de necrosis si se dejaba in situ, ya que estaba
localizado en la parte opuesta al hilio vascular y conectado únicamente
mediante una banda fibrótica pobremente vascularizada. Diez años más tarde,
solicita el reimplante de tejido ovárico por deseo de gestación, se retira la
hormonoterapia y tras comprobar el fallo ovárico se descongela el tejido
ovárico criopreservado y se reimplanta conjuntamente con plasma rico en
plaquetas. Cuatro meses y medio más tarde, se comprueba que la función ovárica
se ha restaurado y ocurre su primera menstruación espontánea. Finalmente,
mediante técnicas de reproducción asistida queda gestante, produciéndose el
nacimiento de un recién nacido sano a los 9 meses. En la actualidad, cuatro años
después mantiene reglas regulares y espontáneas (29). Un segundo caso nacido en
Noviembre 2015, llevado a cabo por nuestro equipo con idéntica técnica (reinserción
de tejido ovárico combinado con PRP), da lugar a un RN hembra sano de 30150 g en
el tercer intento de FIV//ICSI. La criopreservación del tejido ovárico se
realizó en el 2011, previo al inicio de la quimioterapia por un cáncer de mama
y la reinserción del tejido en Marzo del 2014, una vez constatado el estado de
fallo ovárico en la paciente.
Somos
conscientes que con la aportación de dos casos no se puede extraer ninguna
conclusión. Nuestro único objetivo es comunicar la excelente respuesta de este
implante de tejido ovárico así tratado. Lo que además hace especialmente
atractivo al PRP, es que al ser de la propia paciente, carece de antigenicidad
por lo que no debemos pensar en ningún fenómeno de rechazo por este motivo.
Recientemente
Labied y cols. (30), en un estudio experimental abundan en este sentido, constatando una mejora en
la angiogénesis xenotrasplante de tejido ovárico, tras la adición de la isoforma
111 del de Factor de Crecimiento Endotelial Vascular (VEGF111). En este trabajo
se objetiva el incremento significativo de la densidad de células endoteliales,
capilares funcionales y, constatando que el número de folículos primarios fue significativamente
mayor en el grupo tratado con VEGF111.
Desde
luego se ha avanzado mucho en la Preservación de la Fertilidad en la mujer,
pero, al mismo tiempo, pensamos que los procedimientos que actualmente
disponemos no serán las opciones que presentaremos a nuestras pacientes en un
futuro más o menos próximo. Necesitaremos un procedimiento que nos proporcione
una cantidad de ovocitos MII suficiente para “garantizar” una gestación. En el
caso de ser una paciente oncológica que no mediatice el inicio del tratamiento
oncológico, sin riesgo de reinserción de células malignas y sin interaccionar
sobre la paciente con técnicas cuestionadas por el oncólogo; y finalmente con unos resultados de “niño sano
en casa” comparables a los se tengan en aquel momento en mujeres sanas menores
de 35 años.
Naturalmente,
no podemos predecir cuál será esta “herramienta maravillosa” pero, en este
último apartado, queremos presentar el papel que puede jugar la congelación de
tejido ovárico en las líneas de estudio que están trabajando en este sentido.
Otra línea de trabajo que requiere menos
esfuerzos imaginativos, o digamos que nos parece más próxima, hace referencia a
la maduración de folículos primordiales a partir de fragmentos de tejido
ovárico. Recientemente Huang y cols (31), sería la combinación de la
criopreservación de tejido ovárico combinado con la obtención de ovocitos inmaduros
y su vitrificación tras un proceso de maduración in vitro. El autor realiza
maduración in vitro de ovocitos inmaduros extraídos de los folículos antrales
del ovario antes de someterlo al proceso de criopreservación, en una serie de
cuatro casos y un total de 8 ovocitos maduros fueron vitrificados. El grupo de
Hua y cols ya había dado a conocer en 2014 el primer nacimiento de un bebé sano
tras la obtención de ovocitos inmaduros en una paciente con riesgo de
hiperestimulación por un síndrome de ovario poliquístico y posterior MIV y vitrificación (32)
Esto nos permitiría la utilización de
una reserva significativa de estos para maduración in vitro (MIV) no ya desde la vesícula germinal (VG) sino desde los
folículos primordiales y obtener así, la cantidad necesaria de ovocitos MII
(capaces de ser fecundados) que cumplan nuestras expectativas. Recientemente,
Stephan P Krotz, del grupo de Sandra Carson (33), comunica el primer
éxito de los cultivos tridimensionales (3D), con la consecución de la
maduración de folículo antral temprano (menor de 10 mm) hasta ovocitos MII. Se
sientan las bases de lo que ha venido a llamarse ovario artificial. Siguiendo esta línea, Luyckx y
colaboradores presentan en el modelo experimental, la supervivencia y
proliferación de folículos murinos aislados en cultivo con los “andamios de fibrina” propuestos
anteriormente y apuntan que el xenotrasplante de los folículos humanos aislados
es el próximo paso necesario para validar estos hallazgos (34).
En la línea del xenotrasplante, Lotz y
colaboradores (35) publican un trabajo donde afirman que folículos primordiales
humanos pueden ser madurados hasta MII incluso sin estimulación gonadotrópica.
En el mismo estudio concluyen que tampoco la administración de análogos de la
GnRH mejora la capacidad de maduración de los ovocitos xenoinjertados en ratón.
Deberemos considerar pues, que la congelación de
tejido ovárico tiene unas posibilidades que pueden ir más allá de las técnicas
que actualmente podemos ofrecer. Esto tiene especial interés si tenemos en
cuenta las edades de algunas de las pacientes que han recurrido a la
congelación de tejido. En nuestra serie, la edad de la menor de nuestras
pacientes es de seis años. En estos momentos está libre de enfermedad. Si un día
requiriera este soporte sería dentro de 15 – 20 años. Aunque en 2015 ha habido
el primer recién nacido de una paciente a la que se realizó criopreservación de
tejido ovárico durante su infancia debido al tratamiento gonadotóxico que tuvo
que realizar por una anemia de células falciformes (36), con toda seguridad lo que se ofrecerá
dentro de unos años será mucho más evolucionado, pero en ningún caso sería
posible si, en la actualidad, no hubiéramos tenido la precaución de
criopreservar tejido ovárico.
A título de curiosidad mencionar la especial controversia
ha sido la teoría surgida sobre la eventual interacción del implante de tejido
ovárico en pacientes con trasplante de precursores hematopoyéticos. En 2011 se
dio a conocer la existencia de cuatro gestaciones con 3 recién nacidos vivos en
una misma mujer que recibió un trasplante de precursores sanguíneos tras el
diagnóstico de un linfoma Hodgkin. La propuesta de Oktay
(37) es que esto es lo que sucede en la mujer sometida a un trasplante de
médula ósea. Habla de una posible repoblación de ovocitos a partir de células madre procedentes del
trasplante de los precursores hemaopoyéticos en conexión la médula ovárica
residual actuando esta como celda medular. Los factores no esteroideos para que
se diferencien las células germinales los aportaría el tejido ovárico
reimplantado. Sin embargo esta teoría no ha podido ser constatada.
En
esta línea, y sólo para complementar la revisión, aportar el trabajo de Bong-Wook
y cols. (38) en 2014, quienes en un modelo
experimental muestran que el trasplante de células de ovario, diferenciadas a partir de células
madre de la piel, restauran los niveles séricos de estradiol endógeno y el
ciclo estro, en ratonas ovariectomizadas.
Conclusión
Las indicaciones de la criopreservación e tejido
ovárico y la población subsidiaría de esta técnica están bien definidas. En
cualquier caso, a pesar de tener ya una incipiente experiencia, todavía no
podemos hablar del rendimiento de la misma. Lo que sí es cierto es que la
congelación de corteza ovárica se está constituyendo en una plataforma para el
estudio de nuevas experiencias que nos permitan un acúmulo solvente e incruento
de folículos primordiales y, por ende, de la preservación de la fertilidad en
estas pacientes.
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Adjunto carta de autorización por parte de la Editorial Glosa,
Justo Callejo Olmos
Barcelona,